La procrastinación no tiene por qué ser una maldición o una plaga como parece ser para muchos. Como tantas cosas diferentes en nuestras vidas, si utilizamos solo un poco de organización podemos encontrarnos curados de la plaga crónica de la procrastinación. Dado que este es un problema que parece traspasar todos los límites profesionales, es un problema con el que casi todo el mundo parece relacionarse y, como tal, es algo para lo que casi todo el mundo puede curarse. Estas curas son bastante simples, y todo lo que se necesita es un poco de trabajo de su parte, ya que probablemente necesitará cambiar algunas cosas en su estilo de vida.

Lo primero que tendrá que hacer es romper el hábito del procrastinador crónico de posponer para mañana lo que se supone que debe hacer hoy. Este hábito de pensar suele ser la causa fundamental de la procrastinación. Pensar que hay más tiempo del que realmente hay para realizar una tarea determinada lleva a muchas personas a retrasar la finalización de las tareas.

Una de las soluciones más simples para este problema en particular es crear una lista de «tareas pendientes». Al organizar dichas listas para los próximos días, semanas y meses, tendrá una mejor idea de lo que debe hacerse (y cuándo debe hacerse). Comparta su lista con otros, y esto puede darle un impulso en la motivación para realizar tales tareas.

Otra forma de ayudar a reducir la probabilidad de procrastinación es eliminar las posibles distracciones. Si se distrae fácilmente, elimine las posibles distracciones, incluso si eso significa cerrar la puerta, descolgar el teléfono y encender el contestador automático. Muchas veces las personas usan estas distracciones como excusa para no completar, o al menos posponer, las tareas que deben completarse.

Cuando se enfrente a un proyecto grande o complejo, intente dividirlo en porciones más pequeñas y manejables. Una de las mejores formas de hacer esto es tomarse un tiempo al comienzo de un proyecto para hacer una de las preguntas más simples, pero más profundas, posibles: «¿Existe una manera más simple o más fácil de hacer esta tarea?»

Una de las formas más fáciles de evitar ser un procrastinador es mantenerse ocupado. En los momentos en que se encuentre frente a varias tareas que requieren su atención, simplemente trabaje en cada una siempre que pueda. Si se mantiene ocupado tanto como sea posible, se sorprenderá al descubrir la rapidez con la que terminará cada proyecto. Una forma de hacerlo es comenzar con la parte más simple y agradable de cualquier trabajo, aunque no sea el punto de partida lógico. He descubierto que durante esos momentos en los que comienzo cualquier proyecto con la parte agradable primero, termino disfrutando todo y completándolo más rápido.